Juan el Bautista: El Enviado de Dios (Juan 1: 6-9)

Como habíamos visto anteriormente, el Evangelio según Juan es un libro de la Biblia, en el Nuevo Testamento, que narra la vida, la muerte y las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo.  Se le conoce como el Evangelio según San Juan, por supuesto, porque se reconoció desde su comienzo que el autor de este evangelio fue el propio Apóstol Juan, un hombre de Dios, quien fue primero discípulo de Juan el Bautista y que después lo dejo a su antiguo maestro para seguir los pasos de nuestro Señor Jesucristo, el Hijo Unigénito de Dios.

Al Apóstol San Juan también se le conoce como el “discípulo amado del Señor”, pues fue una de las personas más cercanas al Señor Jesucristo, y a quien el Señor escogió para revelar las profecías del fin del mundo.  Estas son entonces las revelaciones que el Apóstol Juan escribió en un libro conocido hoy como Apocalipsis o Revelaciones, el último libro de la Biblia.

Sin embargo, en estos versículos el autor está hablando de su antiguo maestro, Juan el Bautista, a quien Dios comisiono para testificar sobre la Luz del Mundo, y así los judíos pudieran creer que Jesús de Nazaret era el Mesías.  Vale la pena notar desde bien temprano que en este evangelio “Juan” se refieren siempre a Juan el Bautista.  Juan el Apóstol, el autor del cuarto evangelio, nunca utilizó el nombre Juan para describirse a sí mismo, aun cuando fue uno de los tres discípulos más cercanos a Jesús (cf. Mateo. 17:1).

 

1. Lectura: Juan 1: 6-9: El enviado de Dios

1:6 Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan

1:7 Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.

1:8 No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.

1:9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo

 

1. Juan 1:6: El enviado

1:6 Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan

Aquí se habla por primera vez de un hombre llamado Juan.  Se menciona que fue enviado por Dios.  Las preguntas que muchos lectores se harían a sí mismos son: ¿Quién es este Juan? ¿Es el mismo Juan quien escribió este libro o evangelio?

Como vimos en la introducción, la respuesta es negativa.  Aquí en el versículo 6 se está comenzando a hablar de Juan el Bautista, él cual es otro diferente a Juan, el que escribió este evangelio.  Como mencione anteriormente, el autor de este evangelio, Juan el Apóstol, fue primero discípulo de Juan el Bautista, al cual abandona para seguir los pasos de nuestro Señor Jesucristo.

 

2. Juan 1:7: El testimonio

1:7 Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.

La palabra “testimonio” en el [reftagger title=”Juan 1:7″]séptimo verso[/reftagger], afirma John MacArthur (en su Biblia de Estudio), refleja el lenguaje judicial del Antiguo Testamento, donde la verdad podría establecerse por medio de declaraciones de varias personas (ver también Juan 8:17).  Juan el Bautista no fue el único testigo de que Jesús es el Mesías prometido, el Hijo de Dios, también lo fueron las señales y milagros de Cristo (Juan 10:25), las Escrituras (Juan 5:39), el Padre (Juan 8:18), Él mismo (Juan 8:14), y el Espíritu Santo (Juan 15:26).

 

3. Juan 1: 8: Testificó de Cristo

1:8 No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.

El Bautista no era la luz ([reftagger title=”Juan 1:8″]v. 8[/reftagger]), lo cual indica que él no era el Mesías, como algunos de sus seguidores podrían haber llegado a creer.  En otro sentido, Juan no era la luz pues la fuente de la luz es siempre Dios, aquí encarnado en forma de hombre, pero ciertamente Jesús también quería que sus discípulos reflejaran la luz de Dios: “Vosotros sois la luz del mundo” (Mateo 5:14).  De una forma similar se podría usar la analogía de la vida (Juan 1:4).  Los pámpanos o ramas de un árbol no pueden llevar frutos si estos se desprenden del árbol (Juan 15:4), y si lo hacen, estos caen al suelo y mueren, y serán recogidos y usados como leña para el fuego (Juan 15:6).

 

4. Juan 1: 9: La Luz verdadera

1:9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo

En el [reftagger title=”Juan 1:9″]versículo 9[/reftagger], ¿Por qué se dice que la luz alumbra a todo el hombre? ¿Por qué es necesario que la luz alumbre al hombre?  Es necesario que la luz, la luz de Cristo, alumbre primero a todo hombre para ver realmente quien es él.  Como ustedes saben, nosotros los seres humanos venimos en muchas razas, formas y colores; y témenos la tendencia de juzgar a los demás basados a las apariencias, a lo que vemos externamente.

Sin embargo, nosotros nunca podemos ver el verdadero interior de las personas.  Lo máximo que podemos tratar de hacer es aprender de cada uno sus obras pasadas, sus antecedentes históricos, para así de alguna manera poder predecir el comportamiento futuro del individuo.  Pero no crean que estoy hablando necesariamente del sistema legal o jurídico de este país, sino más bien estoy hablando de nosotros mismos.  Porque debemos reconocer que nosotros también muchas veces juzgamos a los demás de acuerdo a lo que sabemos de ellos, de sus obras pasadas.

 

2. Cristo puede ver nuestro interior

Entonces, quizás nosotros nunca podamos ver (a simple vista) el verdadero interior de las personas, pero Dios si puede.  Por eso, cuando el hombre sincero se arrepiente de sus pecados con todo su corazón; eso es algo que solo Dios lo puede ver.  Un arrepentimiento genuino y verdadero; eso es algo que solo Dios lo sabe.

Por eso nosotros podemos hacer obras malas, obras que quizás ni los hombres nos perdonen – obras tan malas que quizás ni aun los hermanos de alguna iglesia nos perdonen – allí es cuando nosotros debemos de acordarnos que Dios si nos puede perdonar.  Dios si sabe lo que hay en nuestros corazones.  Dios si puede alumbrar nuestro interior, y perdonarnos, y cambiarnos, y hacer de nosotros nuevas criaturas.

Por otro lado, los hombres casi siempre nos van a juzgar por nuestras apariencias, por lo que ven externamente. Por ejemplo, alguien por allí puede pensar que solo porque yo soy hispano o latino, esta persona ya sabe bastante de mí. Esto se debe a que mucha gente tiene ideas preconcebidas sobre nosotros, sobre los hispanos, que somos así y o que somos asa.

Y como decía hace un rato, quizás otras personas van a tratar de ver un poquito más allá de nuestras apariencias, y van a tratar de juzgarnos de acuerdo a nuestras acciones pasadas, ya sean buenas o malas.  Pero solo Dios es el que puede juzgarnos por lo que realmente somos ahora.  No por lo que fuimos en el pasado, sino por lo que somos ahora, en estos momentos.

 

3. Dios puede perdonarnos

Así vemos que quizás muchos de nosotros, si hemos hecho cosas incorrectas en el pasado — y todos los hemos hecho, y realmente esto no lo digo porque estamos en la cárcel, el mensaje es el mismo dentro y fuera de la cárcel — y como decía, si hacemos algo malo (ya sea pequeño o grande, pero si hacemos algo malo), si nos arrepentimos, Dios nos perdona: Dios nos puede dar su perdón.

El hombre quizás no nos perdone, los hermanos y religiosos de las iglesias quizás no nos perdonen — ¡pero Dios si lo hace! Si realmente el Señor ve en nuestros corazones arrepentimiento, Dios nos va a perdonar.

Por otro lado, hay personas que aparentemente hacen siempre lo bueno, tienen títulos de trabajo impresionantes y tienen un lugar muy honroso en la sociedad. Quizás hasta donan mucho dinero a los pobres, pero si tienen el corazón limpio y arrepentido, eso es algo que solo Dios lo sabe, y a Él no le podrán engañar.

Entonces aquí se explica el papel importantísimo que jugo Juan el Bautista.  Este es otro Juan.  Él que está escribiendo este libro o evangelio es Juan, el discípulo y apóstol de Jesús, uno de los doce. Pero aquí están hablando de Juan el Bautista, el profeta que preparó el camino del Señor Jesús.

Entonces Juan el Bautista tenía una misión divina, preparar el camino del Señor, la voz que clama en el desierto, arrepentirse de sus pecados (versículo 23).

Que el Señor los bendiga,

 

CC